Sin quejas ni pataleos inútiles

Ya antes he dicho que me gusta mucho la ética estoica que el escritor Augusto Monterroso practicaba con decoro y elegancia. Se trata de ir adquiriendo la serenidad a partir de aceptarse uno mismo y su entorno sin quejas ni pataleos inútiles.

En una discusión con Virginia ayer, expresaba que cuando a la soledad se la asume como una condición, sin culpar a nadie, es posible percibir que tal vez nadie nos puede acompañar, a pesar de que deseamos profundamente estar acompañados.

Por mi parte creo en el amor y en la posibilidad de encontrar una persona con la cual convivir serenamente. Pero cuando se fracasa en ése propósito no creo que deba uno dejarse llevar por la desilusión sino por una mejor comprensión por la otredad de los demás y las limitaciones de uno mismo. Es allí donde he ido descubriendo el valor de la autoironía.

Porque nos ilusionamos mucho y eso que también es parte de nuestra condición humana. Lo duro es muchas veces las ilusiones traen consecuencias funestas y dolor. Pero con el tiempo uno descubre que la situación es cómica también. Entonces hay que reirse con la parte cómica del asunto.
En suma y como no podemos dejar de ilusionarnos, lo mejor es disfrutar las ilusiones cuando nos brindan consuelo y por medio de la autoironía, conjurar el dolor cuando ellas se convierten en desilusiones que nos dejan solos y a veces desnudos y frágiles.

Según Epicteto:
Además del autoconocimiento, la virtud de la razón estoica consiste en la ataraxía (”imperturbabilidad”), apatía (”desapasionamiento”) y las eupatías (”buenos sentimientos”). El conocimiento de la propia naturaleza permitiría discernir aquello que el cuerpo y la vida en común exigen del individuo; la virtud consiste en no guiarse por las apariencias de las cosas, sino en guiarse para todo acto por la motivación de actuar racional y benevolentemente, y, sobre todo, aceptando el destino individual tal como ha sido predeterminado por el hado.

15 Responses to “Sin quejas ni pataleos inútiles”

  1. Vir& Says:

    Hola.
    Entiendo que una discusión es qcuando dos personas alternan sus comentarios. Y yo recién me entero de tu réplica Álvaro. Si acaso podrías ser tal, porque en ningún momento he abogado por la fatalidad ni los lamentos. Creo que esto último, lo expresas, sin referirte a mí, claro.

    Creo que hay la lamentos y lamentos.
    Por ejemplo anteanoche estuve en la celebración de los 15 años de los ‘Viernes literarios’ en el centro de mi ciudad. Fue una fiesta. Antes de bailar con los sicuris, leyeron los escritores Oswaldo Reynoso, Javier Arévalo y Maynor Freire.

    Y bien, llego a los lamentos.
    El yaraví es un canto que fusionan la musicalidad de origen español con la andina y se originó en la ciudad de Arequipa.
    El yaraví es profundamente triste, su tono es elegíaco y sin embargo de él se deprende una fuerza tremenda, porque suscita la liberación del espìritu en su búsqueda liberadora. Por eso el poeta Mariano Melgar fue un representante del yaraví en su esencia. Trascendiendo el lamento. Sin avergonzarse de él.

    Los lamentos que permencen en el sentido fatalista y doliente, son los lamentos que no apuntan hacia otro horizonte y en la fatalidad discurren y penan, catalizando un estado depresivo, una indolencia pertinaz, inmovilizadora.

    Los pateleos son propios de los niños pequeñitos y de la gente con caracterísiticas de
    ‘divos, divas’. Los berrinches, los caprichos, como signos identificatorios del individuo egoísta en los extremos. Cosa de gente añiñada en su nota más decadente. Ya que una de las glorias es ser como niños, en su expresión más lúdica.

    Reírse de sí mismos es lo más liberador, lo que nos saca del pesar de ser vilipendiados, criticados desmesuradamente o destructivamente. Es como en una película de Woody Allen, ‘Crímenes de maridos y esposas’.

    Woody Allen ha rescatado a su esposa del asesino , en un cinema con espejos varios.
    Diane Keaton y él salen de ese cinema y están caminando hacia su departamento.

    - Yo no comprendo que le ves a ……(aquí va el nombre del personaje que interpreta Alan Alda) . Si le quitas esa sonrisa, ese pelo, y esa manera de hablar

    (no es exactamente lo que dice, estoy recordando… es una aproximación, mas sigamos :) y )
    Woody mira a Diane fijamente gesticulando y pregunta
    ¿qué queda?

    Ella ríe y contesta, contesta y ríe:

    - ¡Tú!.

    - Aaaah qué graciosa… y Woody también ríe.

    Así es querido Álvaro, reírse de uno mismo es lo liberador.

    Estoicos, ah, ¿sería lo ideal?
    Sé que aún puedo cambiar en algunas cuestiones vitales. Uno de esos cambios, sería conquistar la serenidad.

    Entretanto, la autoironía ha calado en mí.

    En este aprendizaje constante que no se ha de confundir con forzar situaciones, leer blogs como el tuyo, especialmente, resulta altamente estimulante querido Álvaro.

    Un abrazo y hasta pronto.

  2. Julio Suárez Anturi Says:

    La soledad consciente, esa que nos permite vernos, bienvenida. Hay otra del desánimo, del lamento sin horizonte y la fatalidad, como anota Virginia, que destruye.
    La necesidad y comprensión del otro es también una buena medicina para los males del espíritu. Creo que el reto está bien señalado: imperturbabilidad, desapasionamiento y buenos sentimientos. Aún así, creo que el “desapasionamiento” no debe entenderse como que “eso no me importa”, sino como aceptar “eso que veo”, como un fenómeno distinto a mis emociones. No es fácil esta estoica propuesta, pero sí sabia.

  3. Álvaro Says:

    Gracias Virginia por tu respuesta. Me encanta que podamos discutir o intercambiar ideas en este tono donde podemos diferir y confluir sin necesidad de antagonismos. Y cuando hablé de discusión me refería a tu nota que dió origen a un comentario y a éste apunte mío, donde respondía tratando de argumentar mi punto de vista frente al tema de la soledad y la “des-ilusión”.

    Tienes toda la razón cuando hablas, por demás muy bellamente, sobre el lamento en el arte. Como fuente de inspiración. Y el ejemplo que has puesto me emociona, por que adoro el Yaraví. Hace tiempo no los oigo, pero tengo yaravíes grabados y en un tiempo les dediqué mucha atención.

    Dije lamentos y pataleos (no refiriéndome a tí, sino a mí) porque es típico de nosotros los seres humanos proceder así, cuando estamos frustrados por algo que no sale como se esperaba. Es la primera reacción y tiene, como tú lo dices, un cierto caracter infantil o primario. O sea que desde mi punto de vista comprendo ese comportamiento y lo reproduzco a veces. Pero se trata es dejar eso atrás por improductivo y necio.

    Y bueno, después viene lo de poder reirse de uno mismo, que como dice Fabián no es cosa fácil. No siempre se tiene el humor para ello. Solo con la distancia frente a grandes frustraciones puede uno reírse de uno mismo. Veo que en lo de la autoironía estamos sincronizados.

    Muy buena la cita de del film de W Allen, que no recuerdo mucho. Pero el film me parece uno de sus mejores.

    Un abrazo, Virginia y hasta la próxima.

  4. Álvaro Says:

    Julio:
    ¡Que bien lo dices! y tu precisión muy acertada. Ya hoy no nos convence eso del desapasionamiento porque sabemos que en nombre de la razón se convierten muchos crímenes. Pero como tú la entiendes, como aceptación, es bello.
    Spinoza que compartía mucho con los estoicos, se apartaba en este punto y hablaba muy bien de la pasión y el apasionamiento pero distinguía dos tipos de pasión, la activa y la pasiva, adaptando de esta forma a su tiempo la lección estoica.

  5. Vicente Torres Says:

    La cuestión es que yo creo que al estoicismo no se llega por vocación sino por necesidad. Y llegados a este punto, hay que aceptarlo con elegancia. Y la elegancia es algo que llevas con tanta naturalidad que parece que hayas nacido con ella. Pero no es así, se consigue con esfuerzo.
    Saludos,

  6. PetiteDiablessa Says:

    Saludos,

    Yo también creo en el amor : )
    Pero es algo muy distinto el buscarlo por soledad, sinónimo de dependencia a… dejarlo que encuentre su camino. Y esa es una lección difícil y dolorosa de aprender.
    Porque ese amor no te dará la serenidad que buscas, ni la felicidad que deseas encontrar.
    ¿Es que alguien puede hacer que cambien las personas? Nop… así como uno mismo se ilusiona y desilusiona. También uno mismo se emponzoña y desemponzoña.
    Uno mismo encuentra su serenidad y su felicidad por convicción.
    Así que el día que digas convencido “No te necesito para ser feliz” porque de verdad te la pasas muy bien cuando no estás con esa persona, amarás sintiendo esa independencia. Porque solamente se es feliz en una pareja, cuando dos personas individuales e independientes unen y comparten su felicidad y NO para hacerse ellos mismos felices, ni que nos traiga serenidad y paz… lo cual pasa en la mayoría de los casos y eso no es amor, sino egoísmo basado en una filosofía narcisista que solo trae frustraciones.
    Un abrazo : )

  7. Álvaro Says:

    Vicente:
    Que linda tu conexión entre necesidad-elegancia-esfuerzo. Me encanta como conduces el razonamiento y vas desgajando verdades tan sencillas y palpables como interesantes. “La elegancia” no es algo dado “se consigue con esfuerzo”. Gracias por este regalo de hoy.

    PetiteDiablessa:
    Resultaste a mis ojos una GranHada, al terminar de leer tu reflexión. Porque lo que compartes con nosotros son pensamientos que parecen muy rumiados y fruto de experiencias que te han ido mostrando caminos de sabiduría y de comprensión cabal de la naturaleza humana. Muchas gracias por tu comentario y bienvenida seas siempre a este blog.

  8. Nelson Says:

    Excelente escrito cargado de una visión de futuro única que devela una gran realidad, donde el amor en un fin determinado en el camino de tu vida, no importando cuantas desilusiones sufras, siempre hay una nueva oportunidad.

    Un abrazo y una felicitación por la buena calidad del contenido de tu blog, me gustó mucho.

    Nelson

  9. PetiteDiablessa Says:

    Gracias n_n
    Me he permitido poner un enlace de mi blog a tu blog, para no perderte de vista : )
    Si te ocasiona algún problema me dices.
    Un saludo
    http://spaces.msn.com/members/miespacioazul/

  10. LoquerA Says:

    Hace unos días te dije que eso de la serenidad había llegado constantemente a mis ojos a través de tus manos. Lo maravilloso es que ahora indiques cómo se llega a ella. Hace tiempo conversaba con un filósofo amigo, en un momento de ruptura amorosa, difícil. El ya me había indicado el camino que citas con Epíteto. Pero ahora, solo ahora, lo entiendo.

  11. Malú Says:

    Me gusta lo que dice PetiteDiablessa. Me identifico con ella.
    Cuando yo recurro al amor como una forma de huir de la soledad o del miedo de estar conmigo misma, ya sea como un sustituto, o para remendar un corazón roto, entonces es muy probable que alguien salga lastimado. Estoy convencida de que no es una buena idea eso de que “un clavo saca a otro clavo”. La vida termina cobrando las cuentas pendientes.
    Con respecto a eso de que uno no puede cambiar a otra persona, llámese pareja, tengo un amigo que sostiene que sí se puede, que uno sí puede cambiar a su pareja… pero, por otra.
    La experiencia me ha enseñado que a una ruptura amorosa hay que hacerle el duelo, tan largo y hondo como sea necesario. Dar tiempo para que sanen las heridas, y el perdón derive en que pueda recordar al otro sin sentir dolor y como alguien que ya está definitivamente en el pasado.
    Además, nada mejor que darme la oportunidad de descubrir que mi mejor compañía soy yo. Que yo, que, quiera o no, paso las 24 horas del día conmigo misma, me siento a gusto cuando estoy a solas.
    Yo creo que el amor enriquece enormemente la vida, que le da una dimensión diferente. También soy una hicha del enamoramiento y de la relación de pareja. Sin embargo, sé sin lugar a dudas, que si escojo una pareja desde el miedo a la soledad y no desde la libertad, también me puedo llenar de infelicidad. Así que, cuando la vida me pone en este punto, sé que es mejor estar sola que medio acompañada.
    Nada mejor que cuando el amor llega y toca la puerta de la casa, sin buscarlo. Cuando eso ocurre, si es que ocurre, probablemente es porque estoy lista para amar con libertad. Y eso es delicioso.

  12. Álvaro Says:

    Nelson:
    Muchísimas gracias por tu generoso elogio y por tu comentario y bienvenido seas por estos lares, yo me daré una pasada por los tuyos con gusto.

    PetiteDiablessa:
    Gracias por el gesto de enlazarme que retorno con gran gusto.

    Loquera:
    Cosas así me emocionan mucho y me entusiasman a seguir con esta empresa en que se va convitiendo un blog, por la dedicación que a veces requiere. Me doy por recompensado y me siento un privilegiado cuando recibo mensajes, suaves, sinceros y luminosos, como el tuyo y el de otros hoy. Y qué charla tan linda se ha armado aquí.

    Malú:
    “Amar con libertad” dices y eso me encanta. Porque no se trata solo de necesidad o de miedo a estar solos como bien lo has expresado.
    Lo más lindo es el encuentro cuando por fin se da y es allí donde se regocija uno de haber caminado por desiertos inhóspitos para poder arribar al destino que le estaba asignado.
    Muchas gracias por comentar en mi blog. Me alegra leerte cada vez que apareces.

  13. Pilar Says:

    Me encantaria eso…”ir adquiriendo la serenidad a partir de aceptarse uno mismo y su entorno sin quejas ni pataleos inútiles”. Sobretodo por lo inútil que es quejarse…

    Ha sido estupendo caer aqui. Saludos.

  14. Álvaro Says:

    Pilar:
    No es cosa fácil, pero no se pierde nada con intentarlo. Una y otra vez… hasta que uno empieza a ver que es posible…
    Mucha suerte!

  15. LuisCarlos Says:

    Reírse del yo, amigo, es el germen liberador de la inteligencia. Es más sincero empezar así a ver el “nosotros” sin tantas trabas. Reírse de uno y andar medio estoicos por la vida, para que no salpiquen las “gentes tristes” como lo llama un poeta Venezolano del que te puedo mandar la obra.
    Excelente discusión… y vale por virginia, que le ha dado un plus enorme.

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