Crónica de viaje a Tailandia (I)

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El viaje de Bangkok a Pukhet, la isla más grande y más al sur de Tailandia nos tomó una hora en avión, sin contar el retraso de más de una hora a que nos sometió la aerolínea Airasia.com a la que le perdoné eso porque se trata de una empresa Malaya que está democratizando el uso del avión por estas vecindades y vendiendo tiquetes muy favorables y accesibles a todos los bolsillos.

Phuket, que está conectado ahora por un puente a tierra firme, es el paraíso vacacional de los tailandeses y de miles de europeos, australianos y asiáticos que arriban para disfrutar de la blanca arena de sus múltiples y preciosas playas. Aquí he tenido más relación con los franceses dueños de empresas de servicios que con cualquier otro francés en su propio país.

Nos hemos preocupado por interactuar con los amistosos y cordiales nativos y ya podemos agradecer y saludar con toda soltura en tailandés. Aprendimos incluso a decir Feliz Año Nuevo para poderlo usar el próximo domingo a diestra y siniestra, mostrando así nuestro respeto y admiración por este pueblo trabajador, alegre y creativo.

Me ha impresionado la complexión física de gente casi toda muy delgada, en su mayoría bajos de estatura, con ojos vivaces y rasgos faciales muy finos y bellos. Aquí se reza en las calles y en los sitios inusuales. La gente practica un budismo con bastantes elementos de brahamanismo hindú, lo que multiplica en hoteles, restaurantes y en algunos sitios públicos la presencia de pequeños altares a espíritus guardianes, ante los cuales algunos se postran a rendir homenaje, mientras ofrendan incienso.

En la playa, antes de ayer, nos tocaron algunos actos conmemorativos a dos años de la tragedia provocada por el Tsunami. En el Centro Comercial JungCeylón se inauguró una dramática exposición de fotografías (en blanco y negro) de los primeros estragos provocados en la bahía de Patong, donde nos encontramos ahora. Al comenzar el anochecer cientos de personas hicieron hoyos en la playa en cada uno de los cuales se encendía una vela de parafina. Se vendieron además globos de papel que por medio de mechas combustibles fueron inflados y largados por nosotros y la multitud para que la brisa marina los elevara sobre la noche de la isla, convirtiendo el firmamento de la ciudad en un conmovedor espectáculo ritual de playa, mar, luz y fuego.

La zona se ha recuperado físicamente de los efectos dejados por el desastre natural. No sé hasta qué punto, habrá conseguido superar las heridas síquicas y espirituales que esta inmensa tragedia les ocasionó.
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Las fotos fueron tomadas por mi hijo Sergio Ramirez Arango

10 Responses to “Crónica de viaje a Tailandia (I)”

  1. GUAGUAU Says:

    GUAU ….
    QUE IMPRESIONANTES FOTOS ………
    BUEN RELATO ……
    ABRAZO VIRTUAL

  2. MaK Says:

    Tu hijo sí que es buen fotógrafo.

    Felíz año les deseo a ustedes como siempre desde Dominicana y que las crónicas fotográficas sigan surtiendo efecto.

  3. Álvaro Says:

    Gracias Guaguau por tu comentario. Que tengas un año nuevo muy bloguero y lleno de parabienes.

    MaK:
    Te deseo a tí y a todos los tuyos, lo mismo que a tu hermoso país un año próspero. Quisqueya es isla hermosa y sus gentes muy cordiales

  4. astrolabio Says:

    Bonito homenaje lo de las luces en la playa. ¡Felices Fiestas decembrinas!

  5. Julián Ortega Martínez Says:

    Ala, ¿no te quedó difícil postear? ¿Allá no los afectó el terremoto de Taiwán?

    Por otro lado, ¿me puedes explicar esos negocios que haces? Te dije que esperáramos…

  6. Zenia Says:

    Impresionante Álvaro estar en el lugar de aquella tragedia que dejó màs de 5 000 muertos y cerca de 3000 desaparecidas.
    He leído que al cumplirse el segundo aniversario de la catástrofe, la costa del suroeste de Tailandia y las islas vecinas disponen aún de un precario sistema de alerta de tsunami.

    Ese sistema consiste en un pequeño centro de comunicaciones, 90 torretas de avistamiento y, desde hace menos de un mes, de una boya que detecta olas de hasta un centímetro de alto.
    Los expertos calculan que si se produjera una ola gigante en el Mar de Andamán, las autoridades dispondrán de 45 minutos para evacuar a los cientos de miles de personas que habitan en las playas, puertos y pueblos de pescadores de las siete provincias costeras y en la decena de islas cercanas.
    Fatídico augurio. ¡Qué bueno sería que hubiera más colaboracíòn internacional en tal sentido¡
    Las vivencias deben haberte emocionado mucho en esos parajes que describes.

  7. siro Says:

    Gracias vikingo por ese fantastico relato. Quien creyera donde fue a parar el “buchipelao” cartaguenio…. y en tan grata compania con sus dos hermosos retonios.
    FELICITACIONES Y QUE EL TODOPODEROSO CONTINUE BENDICIENDOLOS !

  8. Mario Says:

    Estimado Álvaro:
    Sobra desearte unas merecidas fiestas de navidad y año nuevo, en compañía de tus queridos Andrea y Sergio; pues gracias a tus excelentes crónicas y fotografías nos enteramos de lo bien que la están pasando en esos mundos tan interesantes y llenos de gran exotismo.
    Que sigan disfrutando…
    Mario

  9. Angie Says:

    Sawasdee Kha, Alvaro. Yo estoy como quien dice recien aterrizada. Fui de viaje de novios, y he venido enamoradísima del pais. cuento los días para volver. Ya ando convenciendo a mi marido! :)

    Yo no aprendí a felicitar el año, asi que te lo digo en castellano. Feliz Año 2007 y que esté cargado de viajes a sitios bonitos :)

  10. equinoXio » » Tailandia país de paradojas, militares y un antiguo monarca Says:

    […] (Quienes quieran leer más los remito a 10 entradas que escribí sobre Tailandia en mi blog: Ojo al Texto […]

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