Monsiváis señala el límite de la democracia en América Latina

En América Latina, y esto es fundamental, ya es posible hablar de América Latina, y no como solía hacerse de la suma mecánica de los países. A la unidad, todavía no muy clara pero irreversible, contribuyen varios factores: los efectos del neoliberalismo (el desempleo, las grandes migraciones, los ecocidios…), la presencia militante de los hispanos o latinos en Estados Unidos, el aspecto de las grandes ciudades (con todo y cadenas de franquicias), el impulso de las industrias culturales, las catástrofes de los sistemas educativos, las presiones ominosas de Norteamérica y el sistema financiero internacional y, especialmente en el campo cultural, la confluencia de la literatura, música, las artes plásticas, la arquitectura, el teatro de cada nación.

La democracia y la sociedad civil son los conceptos que han sustituido en casi todas partes a la revolución como técnica de afirmación comunitaria y meta histórica nunca alcanzada del todo, pero capaz de modificar las vidas. Sin embargo, hay un límite: la impunidad de la clase gobernante que en casi todos los países acepta la democracia pero en rigor apenas la toma en cuenta.

Las crisis del continente son económicas, sociales, de racismo interminable, de reconsideración del proyecto histórico, del relegamiento de las mujeres y de indefensión ante la violencia, allí donde juega un papel fundamental el narcotráfico. Además, a la democracia la reemplaza en muchos países la mercadotecnia que convierte en producto a los candidatos y en falsos consumidores a los ciudadanos“.
Carlos Monsiváis, en El País.es

3 Responses to “Monsiváis señala el límite de la democracia en América Latina”

  1. zenia Says:

    Saludos Álvaro.

    La palabra democracia ha perdido su verdadero significado semántico - poder del pueblo- . En la realidad se interpreta democracia como el mero acto de ir a votar. Se ha divorciado la palabra y la acción del tema de la justicia social, del pensamiento y la acción dirigidas a quienes menos tienen.
    De la democracia quedan excluidos los discapacitados, los impedidos físicos, las etnias de pueblos originarios, los sectores que menos ingresos tienen. En numerosos lugares son cada vez más los “no consumidores” que quedan al margen de la compra venta. Si no compras estás fuera de la democracia. Se trata de una categoría reinstaurada (el hombre comprador). Quedó atrás la palabra genérica el hombre, sin descalificaciones esenciales.
    La aldea global se ha convertido en un gran mercado, democrático, ¡Sí señor¡

  2. Álvaro Says:

    Muy sabias tus reflexiones, Zenia.
    A mi lo que me parece contundente y lúcido del texto de Monsivais es la formulación del límite que los dirigentes y quienes tienen mayor poder en nuestros países le ponen a la democracia. Porque viéndolo bien, no les interesa. Son demócratas de dientes para afuera porque “la clase gobernante en casi todos los países acepta la democracia pero en rigor apenas la toma en cuenta.”
    Esa es la más dura realidad. Y contra la que deberíamos tener el valor de actuar,

  3. zuurfer Says:

    Como siempre el “Monsi” acierta con sus comentarios. La democracia en América Latina parece convertirse en un cuestión que no puede soslayarse, su avance es decidido y definitivamente no se debe al logro de los gobernantes, políticos o partidos políticos; es una labor de la sociedad civil que día a día lucha por adquirir un derecho tan importante. La revolución, esa quimera añorada en México, por caso, ha terminado por transformarse, y ha pasado de la retórica gubernamental a la acción decidida de los ciudadanos comunes… Estamos atisbando el cambio.

    Saludos

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