La semana de trabajo termina el viernes. En teoría porque en la práctica hay quienes debemos extenderla. Algunos viernes termino muy cansado como le pasa a muchas otras personas. A veces tanto que se me empiezan a olvidar algunas palabras cuando converso en noruego. No es raro después de una semana de esfuerzos por comprender y hacerse entender. Lo nota uno más cuando habla otro idioma distinto del materno, pero la realidad diaria para la mayoría de nosotros es esa lucha por comunicarnos. Es vital comprender lo que nos dicen y tratar de formular bien lo que queremos decir. Implica a veces preguntarse y descubrir lo que uno quiere y actuar acorde con esos deseos.

La semana termina el viernes. El sábado es una maravillosa excepción en la vida de muchos. Y fuente de inspiración para el poeta Vinicius de Moraes quien lo consideraba un día mágico. El domingo me parece extraño, y ahora lo disfruto más. En mi infancia era mi día favorito, pero durante muchos años me fastidiaban los domingos tal vez por el afán que tuve un tiempo de eliminar ciertos rituales conectados con ése día de descanso.

La semana termina.

Este artículo fue publicado el Viernes, Noviembre 23rd, 2007 a las 23:06 y esta categorizado bajo Observaciones, vida integral. Puedes seguir las respuestas y comentarios a este artículo a través del feed RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o hacer un trackback desde tu sitio.