¿Poesía polifónica?

Poesía es toda actividad literaria con imaginación, nos recordó Jorgeletralia en un apunte reciente en su bitácora. Acabo de citar en dos ocasiones las definiciones elaborados por los niños de una escuela primaria uruguaya, diciendo que yo encontraba en ellas poesía.
Y al asociarla con la definición de arriba me doy cuenta que es el libro del maestro Firpo el que es poético. La actividad literaria en este caso se suscita en el encuentro feliz del maestro con sus alumnos. En el diálogo que él establece como lector atento de sus apuntes. En la sonrisa cómplice que le producen agudas observaciones infantiles.

Se trata no sólo de la mirada de los niños, como dije antes, sino también de la mirada del lector sensible del maestro. En los aparentes errores de los chicos, el maestro descubre poesía. Y empieza a atesorarla.

Si como Adriano González León decía, la poesía es toda actividad literaria con imaginación en la fabulosa idea de ir recopilando las notas de sus alumnos para luego disponerlas en forma de libro, el maestro Firpo es quien ha propiciado el acto literario. Además un acto literario que produce gozo y risa.

Pensando en estas cosas, recordé que en Octubre del año pasado me topé con una revista literaria colombiana donde el escritor William Ospina, con seguridad inspirado en el libro de Firpo, emprendió la aventura de propiciar que los niños se sentaran a escribir sobre sus cosas. Que luego las publicó el poeta. Voy a rastrear un poco el asunto porque me parece muy interesante. Libros de poesía que se construyen entre varios. A partir de muchas miradas y no de la tradicional mono-fonía de un autor.

¿Idea para algún blog colectivo? ¿Por qué no?

2 Responses to “¿Poesía polifónica?”

  1. HG Says:

    Una de las formas de hacer poesía entre los surrealistas era lo que se ha llamado “cadáver exquisito” que fueron las primeras palabras de un poema compuesto entre varios sin saber que había en la frase anterior.
    parece que esta poesía polifónica tiene un poco de eso

  2. Álvaro Says:

    Podría perfectamente ser así. Y en tal caso debería tener ése automatismo que buscaban los surrealistas. Una poesía que no obedeciera a las leyas de la razón sino del inconsciente, lo fortuito o lo aleatorio.

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