Soberanía nacional y dignidad

Se trata de: “un tratado asimétrico, favorable a Estados Unidos, inequitativo y no recíproco. En Colombia ganan las multinacionales, los importadores y unos pocos exportadores. Los perdedores, todos los demás, pero sobre todo la Nación en su conjunto.” es el resumen certero del profesor de la Universidad Nacional GERMÁN UMAÑA MENDOZA

En la madrugada de ayer Colombia y Estados Unidos concluyeron 21 meses y nueve días de negociaciones para acordar un Tratado de Libre Comercio (TLC), donde se repite la “hazaña” “neocolonial” de vender la dignidad para mantener “buenas relaciones” con el país hegemónico.

Pienso entonces en la política y en las próximas elecciones y encuentro que el actual Senador y candidato Carlos Gaviria Díaz, un hombre honesto y demócrata como pocos, había publicado en su blog un excelente análisis de las consecuencias posibles de este tratado. Lo hice hace menos de 10 días, bajo el título LA INCONVENIENCIA POLÍTICA Y ECONÓMICA DEL TLC PARA COLOMBIA. Transcribo a continuación uno de sus mejores apartes:

Joseph Stiglitz, en su reciente libro “Los felices 90. La semilla de la destrucción”, describe algunos hechos que resultan ilustrativos al respecto: “Los acuerdos internacionales, por ejemplo, reflejaron nuestras preocupaciones, nuestros intereses: (…) Los países en vías de desarrollo recibieron instrucciones de abrir sus mercados a toda forma imaginable de importación, incluyendo todo aquello que las empresas estadounidenses hacían mejor que nadie…Entretanto y por nuestra parte, mantuvimos bien firmes nuestras barreras arancelarias y los subsidios a la industria agropecuaria estadounidense, cerrando así nuestro mercado a los agricultores del Tercer Mundo(…) Estos no eran los únicos ejemplos de lo que en el extranjero se les antojaba con razón flagrante hipocresía”. Estas afirmaciones no las hace un miembro de la oposición política en Colombia sino un alto exfuncionario del gobierno de Clinton y del Banco Mundial, hoy importante autocrítico de las políticas estadounidenses.

La posición de los Estados Unidos frente a América Latina descrita no ha cambiado, como se comprueba en las negociaciones del TLC con Colombia y en la actitud arrogante que ha asumido en sectores como el agrícola. En USA este sector produce un superávit de productos como el aceite de girasol, el arroz, el trigo, el aceite de maíz, el algodón, el fríjol y la soya, y por ende necesita ampliar el mercado externo. Su política agropecuaria, por tanto, se orienta a garantizar la supervivencia del sector a través de la expansión hacia el mercado foráneo, para lo cual cuenta con un sistema que faculta a sus empresas comerciales a colocarlos en el exterior por debajo de los precios de producción. Colombia, como consecuencia del TLC, será uno de los países destinatarios de ésta política y las consecuencias serán catastróficas para un área que genera gran cantidad de empleos en el campo.

Estas son sólo algunas de las razones por las cuales, sin mencionar otros sectores como el cultural y el de la salud, el TLC será perjudicial para el país desde el punto de vista económico. Sin embargo, los inconvenientes del tratado no paran ahí. Algunos sectores de opinión han querido presentar esta discusión como una simple disputa entre los sectores económicos que resultarán beneficiados y los que resultarán afectados por el TLC. Sin embargo, poco se ha hablado de la conveniencia política del tratado. Tal como lo señaló en un reciente informe el Banco de la República, la firma del TLC generará para Colombia una situación de dependencia aún mayor frente a los Estados Unidos, lo que implica que el destino de nuestro país ya no dependerá del rumbo democrático que sus líderes y su población le queramos dar, sino muy especialmente del que Estados Unidos nos imponga.

Firmar el TLC es una manera de ceder la soberanía de la nación frente a un país que, como lo señala el mismo Stiglitz, no ha sido generoso con sus vecinos en nada que no sea dirigido a proteger sus propios intereses. En varias de mis intervenciones he dicho que la soberanía es al Estado lo que la dignidad es al hombre, y es la dignidad del país la que está poniendo en juego el Presidente Uribe y el grupo de negociadores con la inminente firma del TLC.

Recomiendo a los interesados el artículo completo de Gaviria. Y las opiniones del profesor Umaña que bajo el título
Colombia para los americanos: ‘Doctrina Monroe’ publicó hoy en el diario El Tiempo.

25 Responses to “Soberanía nacional y dignidad”

  1. Vicente Torres Says:

    Si América Latina estuviera unida se abordarían de mejor modo estos tratados. China, por ejemplo, impone sus condiciones en todas partes.
    Saludos,

  2. Julián Ortega Martínez Says:

    Hace poco, el senador Jorge Robledo decía al respecto, con justa razón, que ” El mundo que más negocia con los gringos no tiene TLC. Nadie en Europa, apenas Singapur en Asia, en América Latina, Brasil y Argentina tampoco están en eso. Eso de que si no firmamos quedamos aislados es pura mentira”.

    Pero como toca hacer lo que el satrapaisa y George Dábliu digan…

  3. zerimar Says:

    Y nos quieren imponer a la fuerza y contra las mayorías, este desigual tratado que nos postra y amarra al imperio gringo de una manera vergonzosa y cruel. Falta dar todavía la pelea en el Senado para esta imposición o impugnarlo de alguna manera.
    Ojalá se cree un frente común que pueda derrotarlo ante la indiferencia y desconocimiento del pueblo.
    Alvaro .felicitaciones por tu Blog que fué recomendado en un artículo sobre ellos que salío publicado en El Tiempo el domingo pasado

  4. malu Says:

    Me pone los pelos de punta ver cómo el resumen del documento que contiene los puntos pactados en el TLC se publicó en un papel que lleva el membrete del gobierno de Estados Unidos… Una imagen vale más que mil palabras. El texto se puede leer aquí: http://www.ustr.gov/assets/Document_Library/Fact_Sheets/2006/asset_upload_file485_9023.pdf

  5. Magda Says:

    Querido Álvaro, pero si ya hasta me habias visitado en el nuevo Apostillas, bueno, más bien te habias asomado. Y, también, te habia dejado como 5 veces mi nueva dirección. Quizá se te había olvidado ;)

    Muchas gracias y me alegra siempre saludarte.

    Un abrazo

  6. zenia Says:

    ¡Caramba¡. Tenìa esperanzas de que no lo firmaran. He leìdo lo que has publicado en tu pàgina acerca de las consecuencias para la agricultura colombiana y tambièn para las productoras de televisiòn de esa naciòn, con tanta tradiciòn televisiva; por solo citar dos sectores. Què libre comercio es ese de una sgran potencia con naciones con nivel desigual de desarrollo. El tiburòn se tragarà a la sardina. Solo unos pocos bolsillos de la elite aristocràtica saldrà beneficiada.
    Y hablando de otro problema, y muy serio igual: la guerra en Irak. Colguè por acà una iniciativa en wikipedia -que no es mìa- buscando sumas contra esta guerra.

  7. Álvaro Says:

    Vicente:
    Tienes toda la razón y esperemos que dicha unión no esté demasiado lejos. Aunque hay tanto cacique regional que soy excéptico. Me imagino el poder de negociación que tendría un continente así.
    Pero USA lo sabe y divide. Para seguir reinando.

    Julián:
    Que buena cita la que traes a cuento. No la conocía y me parece refulgente. Hay cierta información que lo aclara todo. Gracias por tu comentario.

    Zerimar:
    Querido hermano, gracias por aclararme las cosas. Yo pensé que ya nada había que hacer y todo estaba firmado. Quién sabe que pase ahora en el Senado pero es posible que la gente se organice.
    Gracias por anunciarme que OjO al Texto salió recomendado en El Tiempo. Eso me anima a seguir mantenerme en “la conversa” con ustedes por estos lares.

    Querida Malú:
    Hoy se me juntaron todos mis mejores lectores por acá y me han traído toda clase de regalos y contribuciones. Mil gracias por esa joya de enlace que tal vez debería destacar yo mañana.
    “El membrete del gobierno de Estados Unidos” es demasiado revelador.

    Magda:
    Yo no creo haber recibido notificación tuya, pero hace ya unos días que no abro mi gmail. Lo que me alegra es volver a encontrar tu blog actualizado y seguirte leyendo.

    Zenia:
    En este caso, como en tantos otros y como muy bien lo dices: “El tiburòn se tragarà a la sardina”. Pero todavía no lo han ratificado. Tendrá que pasar por los congresos de ambos países.
    Miraré la iniciativa a la que me invitas en Wikipedia.

  8. Jack-Flash Says:

    Juián Ortega cita a Jorge Robledo: ” El mundo que más negocia con los gringos no tiene TLC. Nadie en Europa, apenas Singapur en Asia, en América Latina, Brasil y Argentina tampoco están en eso. Eso de que si no firmamos quedamos aislados es pura mentira”.

    Un “Custom Union”, en versión del Profesor Arvin Panagariya, -un verdadero gurú del Comercio Internacional, es un tratado de libre comercio entre sus miembros (que no se imponen aranceles de especie alguna) que sin embargo, imponen una misma tarifa (comercial) a los extranjeros. Eso es la Comunidad Europea. Jorge Robledo tiene razón al menos en cuanto a Europa se refiere: no hay TLCs hay Uniones Comerciales que es una cosa diferente.

    El profesor Umaña guarda razón: se protege el interés de los más grandes. En el caso de los prestadores del servicio de comunicación celular, el TLC impide la entrada de multinacionales que compitan a punta de eficiencia con los de C*****, M******, etc. En automotores y similares, las fábricas, que aportan una pequeña porción de empleo por cada unidad de capital, seguirán vendiendo mercancía vieja a unos clientes que queremos andar en Peugeot barato. La esperanza aquí es que prospere un mercado de “refurbisheds” que amplíen la oferta y den más opciones.

    El consumidor pierde…

  9. Álvaro Says:

    Jack-Flash:
    Un placer tener a un economista dando su opinión autorizada por estos “pagos”. Hasta el consumidor va a salir perdiendo, según nos ilustras claramente. Un saludo muy cordial.

  10. Julián Ortega Martínez Says:

    Otro recomendado: mi amigo marsares.

  11. Álvaro Says:

    Excelente el artículo de Marsares, Julián. Porque amplía el rango de la discusión y muestra todas las fallas que el tratado tiene. Gracias por el enlace.

  12. Jack-Flash Says:

    No es opinión autorizada. Es una opinión apasionada, en realidad.

    Los mismos puntos los habia manifestado al profesor Umaña aqui en el **** de Bogotá. La Administración Distrital de Bogotá tuvo la impertinencia de ponerse en contra de todo aquello que en el TLC fuera en detrimento de las prerrogativas políticas de la ciudad y tuvo la oprtunidad de consultar al Profesor Umaña: académico con un sentido del humor envidiable.

    En los documentos oficiales se parte de la asimetria que denuncia Umaña: es difícil pensar que una Nación como los EE.UU. pueda como una única persona definir por si misma los resultados del eventual tratado. Lo que se es que las (contra)propuestas americana, son producto del intenso lobby que los interesados en ese país adelantan ante los miembros del congreso, de acuerdo con lo que pueden pagar. Asi funciona. Y asi debería funcionar, en mi opinión…

    Paradójicamente, un Tratado de Libre Comercio trata precisamente de hacer lo contrario a lo que el rótulo sugiere: impedir la entrada directa de los ajenos al tratado mediante colusión entre los miembros. David Ricardo deberá estar revolcándose en su tumba, con seguridad.

    Pero no es para morirse. De todas maneras habrá contrabando en la medida que la gente se sienta tumbada por los costos que le imponen las instituciones y asi, a pesar de estár en el NAFTA, hay gente en los EE.UU. que está dispuesta a darse una vueltita por Canadá para comprar drogas baratas.

    Noten que los ciudadanos norteamericanos, la señora rubia de 120 Kgs, o el fumador compulsivo de Dakota del Norte, o el diabético en N.Jersey son como nosotros cuando son consumidores y se sienten como ratones entre las garras de un minino cuando de medicinas se trata, por ejemplo.

    No podemos hacer nada, lamentablemente.

  13. Álvaro Says:

    Muchas cosas y muy “apasionantes” las que presentas. Empiezo por la última que es la idea más provocadora que has escrito: “No podemos hacer nada”. Lo dices porque es la capacidad económica de chantaje y de lobby de la industria norteamericana de las drogas ¿la que en últimas decide cómo se firma el tratado?
    Porque lo que aparece “muy claro” (sic), es que ahora el 12 de Marzo, los votantes colombianos podrán elegir los senadores y representantes que ratificarán o se opondrán al tratado.

    Segundo: me lo olía pero hasta tu intervención no veía claro la paradoja (o más bien trampa, diría yo) de que:”un Tratado de Libre Comercio trata precisamente de hacer lo contrario a lo que el rótulo sugiere”.

    Tercero: Según tú en las democracias actuales con el lobby “se compran” las decisiones que se toman. Así funciona. Mi interrogante es: si los más poderosos (los intereses de las grandes corporaciones) son los que pueden influir y “comprar” a quienes negocian y proponen lo que se debe ratificar, ¿podemos seguir hablando de democracias? ¿Es en eso que estás de acuerdo?

    Tengo más preguntas. Pero por ahora me conformo con estas y una pequeña coda: dónde puede leerse más sobre los planteamientos del “agudo” profesor Umaña, a quien tuviste el placer de conocer. ¿Será posible contactarlo para hacerle preguntas sobre el tema?

  14. Jack-Flash Says:

    Sobre lo primero: La verdad no creo que se trate de una “pérdida de la soberanía nacional”. Los gremios, que reúnen agentes visibles, están constituidos por grupos de poder que determinan lo que ha de hacerse porque pueden poner gente en el senado. Desde luego, el afectado con el TLC no será directamente el aparcero o el que tiene cinco marranos en su predio. Los que chillan como patitos de hule son aquellos que ven menoscabadas las rentas que obtienen principalmente del suelo. Podría irme a una discusión de economía política bastante jarta pero mi punto es que aquellos que chillan son justo aquellos que tienen suficiente poder para hacerse escuchar. Definitivamente no el aparcero (si quieren, el siervo de la gleba) que tiene un terrenito, sin agua, sin riego, en una ladera: para él la situación no cambia. Nosotros, los consumidores urbanos, los que no tenemos poder de mercado, los que tenemos que pagar $8000 pesos por 46 minutos de parqueaderos, los que tenemos que, por la gana o la urgencia, pagamos 56 euros por un Walkman que en Europa vale 30, los que pagamos impuestos porque nos agarran con facilidad por ser consumidores de tarjeta débito o crédito frecuentes, no podemos hacer nada. No por que los lobystas del congreso americano o de nuestro congreso sean unos entes peripatéticos de maldad, sino porque no somos una fuerza coherente ni solidaria. Tan pronto como nos involucramos en una lucha por el precio de la caja de leche, aprovechamos cualquier ventaja individual para romper los implícitos pactos establecidos con nuestros pares. Por eso es que al Boletín del Consumidor nadie le pone cuidado; por eso es que cada vez que una iniciativa como apagar los celulares un domingo, fracasan. Nostros mismos estamos en nuestra contra, en principio porque coordinar nuestras acciones es muy costoso. A los consumidores, los gremios les resultan costosos. Así que si para los gremios los EE.UU. son abusivos, para nosotros, que tenemos que pagar una mugre farola de Peugeot a un precio que es una burrada, los gremios son unos atracadores.

    Sobre lo segundo: Si. Un TLC como este incluye a algunos (Colombia, Ecuador, Perú) y excluye a otros (Paraguay, Costa Rica, no se). De qué “Libre Comercio” estamos hablando? Estamos hablando de protección mutua y frente comercial respecto de otros, incluyendo China. Creo que el TLC traerá, bajo ciertas condiciones, ganancias. Pero las ganancias serían mayores si cada país comercia lo que puede comerciar, en ausencia de barreras arancelarias y para-arancelarias. Eso si es libre comercio. Que los japoneses dejen de proteger su arroz porque el grupo arrocero puede protegerse pagando los precios pertinentes en las Cámaras donde se deciden las tarifas.

    “Democracia” es un termino muy vago (romántico incluso) para nuestras organizaciones sociales. Hablamos de sistemas de votación con diferentes ponderaciones y pesos y distribuciones de influencias. Un sistema de votación distingue a los que ganan de los que pierden. Un Presidente o un Alcalde en el sistema actual, debe satisfacer a quienes lo han puesto en la chanfa que detentan, no a aquellos que votaron en contra, ni más faltaba, decima mi abuelita. “Demos” y “Kratos” no aplican en la versión aristotélica del concepto y aún en la versión platonísta (empírica) se distinguia a los ciudadanos de los métecos. No hay tal. En un sistema viable bajo varias circunstancias condicionales y, maravilla de maravillas, funciona. Lo que creo es que debemos educarnos más para para participar con rédito individual positivo en la política, que es sencillamente, aplicarnos a la versión de nuestros propios intereses. El problema consiste en definir cuando nuestros intereses prevalecen sobre los de el resto. En principio, los de la comunidad ganan. Y asi debería ser, por lo menos desde el punto de vista de varios científicos sociales. Problema: ¿qué es lo que se considera socialmente deseable o adecuado?. Definalo y gánese el acumulado. Le ruego no confundir esto con un empirismo basto, sin matices. Es solo una percepción, de nuevo, apasionada.

    Al profesor Umaña es muy fácil encontrarlo en la Universidad Nacional Tengo algunos de sus documentos que, para cualquier economista son francamente jartos por que su contenido, al menos en lo que se refiere al TLC que se está negociando, está perfectamente contaminado de la vaina jurídica sin un solo número, sin una ecuación. Uno se duerme o quisiera ver un partido entre el Tuluá y el Cpucuta si se pudiera. pero es que el tema es ciertamente complicado. Y jarto. En otro contexto, el profesor Umaña es perfectamente encantador, si bien los tipos de Planeación Nacional andan ardidos por una zarandeada que les dió hace algunos meses en un foro en el Salón Rojo del Tequendama. Igual, es un mamador de gallo de la altura de Fray William de Baskerville.

    Perdón por la parrafada.

    Juan

  15. Álvaro Says:

    Juan:
    De ninguna manera tienes que excusarte por la longitud. Me complace y elogio la manera como has absuelto mis preguntas a tus provocaciones. Eso me permite entender mejor tu posición en torno a todo esto. Sé que requiere más palabras el poder ampliar mejor tus conceptos pero como intercambio coloquial está muy bien así.

    Desde tu punto de vista “la soberanía” no sale afectada porque en realidad ya no existe, o es tan simbólica e imaginada como la nación en que se funda.

    En un mundo de consumidores atomizados, que sólo a veces pueden votar o votan para ejercer su ciudadanía, los grandes capitales y las corporaciones son los que deciden.

    Y cuando entras a discutir la democracia estoy de acuerdo, es un tema complejo que da para largo. Pero yo me situaba en el concepto de democracia como participación. Que en nuestros países latinoamericanos es bien débil porque la gente no atina a asociarse ni a entender que participando en los partidos y en la discusión, puede mejorar a largo plazo su situación individual.
    O sea, habría que hablar de procesos de democratización. Que en Colombia avanzan y tambien retroceden. Por un lado en las grandes urbes parece aumentar el interés por participar en la “polity” (no en la politiquería y la “compra” de votos) mientras por otro, hay cientos de sectores de poder y “actores” que usan todo tipo de trampas (o abiertas amenzas) para influir en las votaciones.
    No me quiero alargar pero por ahí iba mi reflexión sobre el asunto.

  16. Jack-Flash Says:

    ” Desde tu punto de vista “la soberanía” no sale afectada porque en realidad ya no existe, o es tan simbólica e imaginada como la nación en que se funda. ”

    La soberanía, idealmente, a lo Hobbes, es la que debería detentar el pueblo (popvulus, vox romana) Pero el pueblo se halla segmentado por sus prerrogativas individuales, lo que es moralmente adecuado, pero socialmente adverso, a pesar de lo de Adam Smith, según creo. La soberanía a que El Tiempo hace alusión, es la del grupo dominante, no la mia, que soy un hedonistas inveterado y consumidor final, sin excusa.

    Los procesos de democratización, -una afirmación que me va a valer sombrerazos de parte de mis amigos liberales y de mis enemigos marxistas- tienen que ver con la consciencia de clase. ¿No hay oportunidad para la lucha (violenta) de clases? Búsquese un representante a la Cámara (aunque lo correcto debería ser “en la Cámara”). Una ridiculez teórica, ciertamente.

    Baste decir que, en efecto, sus preguntas y respuestas son en el peor delos casos, absolutamente pertinentes y, si me permite, sabrosas.

    Gracias

    Juan

    Noto que Ud., si está en Bogotá tamibén evade la T.V. Noctambulo por necesidad o por convicción?

  17. Jack-Flash Says:

    Dando alcance a lo siguiente:

    “(…) que usan todo tipo de trampas (o abiertas amenzas) para influir en las votaciones ”

    me gustaría manifestar que me encantaría contar con ese poder para satisfacer, en forma abierta, mis requerimientos politicos.

    Los tipos, en mi opinión, no amenazan ni utilizan medios de coercipon. Simplemenete “hacen” o “logran”

    Juan

  18. malu Says:

    Es bueno tener presente que si en Colombia el TLC es aprobado por el Congreso y es firmado por el Presidente, entonces, éste tendría carácter de ley, mientras que en Estados Unidos hay temas en los que cada estado tendría autonomía para decidir a qué se acoge y a qué no.
    En este solo aspecto se ve que la desigualdad es clara. A nosotros nos ponen a botar corriente, porque mientras que para nosotros sería una imposición lo que se pacte, allá los estados podrán tener libertad para decidir soberanamente, así sea sobre una parte del tratado, qué le conviene a sus propios intereses; no a los nuestros. Y, probablemente, en esas instancias no habrá negociadores colombianos que entren a pujar ni norteamericanos abanderados que defiendan la reciprocidad que se esperaría, luego de que nosotros quedemos comprometidos hasta el cuello con lo que se suscriba finalmente en el tratado.
    Sería bueno que algún lector de este blog que tenga claro el tema nos explicara, brevemente, pero de una manera más precisa, cuáles son esos puntos en los que cada estado tiene autonomía para definir si se acoge o no al TLC con Colombia.

  19. malu Says:

    Acabo de ver que ya has recibido más de 50.000 visitas en el tiempo que llevas con tu blog. Felicitaciones!
    En mi opinión, significa que muchos otros están de acuerdo conmigo en que da gusto leer tu página.

  20. Jack-Flash Says:

    Al igual que en Colombia, en los EE.UU. la adopción del TLC debe pasar por el Congreso. Todos los Estados de la unión se suscribirán si bien como Malu establece, cada Estado tiene su propia legislación.

    La negociación del tratado fué tortuosa precisamente porque, entre otras cosas, los negociadores Americanos tenían que lidiar con las restricciones y oportunidades de cada uno de los Estados; aceptar una propuesta de la parte Colombiana implicaba que todos los Estados podían acogerla, no únicamente desde lo económico, sino desde lo que su estructura jurídica permitía. Así, por ejemplo, no era posible aceptar una propuesta si la disposición resultante era legalmente aceptable para todos los estados menos uno.

    En nuestro caso, la oposición al TLC desde la administración de Bogotá se fundamentaba en un argumento similar, “listo, firmen el tratado (al Gobierno Nacional) pero donde las disposiciones logradas vayan en menoscabo de las prerrogativas políticas y constitucionales de la ciudad, demandamos y tumbamos el TLC….”

  21. Julián Ortega Martínez Says:

    ¿Sí viste, no? Radio Casa de Nariño se echó al agua y esta noche, desde las 23:00 hasta las 06:00, va a tener al satrapaisa “respondiendo” las “preguntas” de los colombianos sobre el TLC. Eso es “equilibrio informativo”…

    A propósito, felicito a Jack-Flash por sus interesantes apreciaciones.

  22. Magda Says:

    No, no fue a través de correo-e, fue aqui mismo, te dejaba comentario y mi nueva dirección. Bueno, lo importante es el reencuentro.

    ;)

  23. Álvaro Says:

    Gracias Jack-Flash, por el comentario.

  24. jaime al Says:

    No he estado de acuerdo con el TLC por ser desigual y perjudicial para los colombianos en general, lesionando sectores de la economia fuertemente.
    Antanas Mockus ha apoyado este tratado y lo veo muy pedagogico con las “cebras” para pasar la calle pero no con soluciones de fondo. Estoy inclinado a Carlos Gaviria a la presidencia como esperanza para un cambio mas importante en este pais.
    VIVA LA CUÑA! Jaime al

  25. La Columna Says:

    […] Soberanía nacional y dignidad (también sobre el TLC, by Álvaro Ramírez, recomendados los comentarios) […]

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